Señor,
¡Escucha nuestra oración en este año 2020, y en esta jornada por el trabajo digno!
¡Tú ves cómo estamos saliendo de esta crisis sanitaria mundial causada por el COVID-19!
Durante esta crisis e inmediatamente después,
hemos rezado y aplaudido, hemos reconocido el trabajo del personal sanitario,
y también el de todas las personas indispensables para permitir la vida social y económica del país… para garantizar la "vida en comunidad" en nuestro país.
¡Hemos querido que su trabajo fuera mejor recompensado, apreciado y digno!
Pero antes de esta crisis, Señor,
Tú sabes bien que ese trabajo no estaba reconocido,
y que los mismos enfermeros, bomberos, policías, transportistas, recogedores de basura, etc. que pedían mejoras salariales, mejores condiciones de trabajo y mejor equipación, fueron rechazados, reprimidos, ignorados, ¡en nombre del equilibrio económico!
Tú, Señor, sabes que muchas trabajadoras y trabajadores han perdido la salud y, a veces, incluso la vida,
porque sus condiciones de trabajo eran demasiado duras o peligrosas.
Así, pues, Señor, ¡haz que esta crisis mundial produzca algo nuevo!
- Que produzca algo nuevo en nuestra vida personal, comprometiéndonos a tener nuevas formas de consumo, de hacer proyectos, cuidando el equilibrio del planeta y respetando más decentemente el trabajo de los demás.
- Que produzca algo nuevo en nuestra vida social para que, en nuestros equipos de Revisión de Vida, en nuestras asociaciones, nuestras cooperativas…, sepamos inventar nuevas formas de trabajo más respetuosas de salud y con un salario digno.
- Que produzca algo nuevo en nuestra vida nacional para que los responsables políticos, económicos y sindicales... pongan al ser humano como prioridad sobre la economía, y así ejerzan su responsabilidad con un poco más de decencia.
- Que produzca algo nuevo en nuestras relaciones internacionales y que cambien los sistemas injustos que aprisionan a millones de hombres y mujeres en la pobreza material, en la precariedad sanitaria, en la exclusión económica, ... tantos males que impiden tener una auténtica vida digna.
- Que produzca algo nuevo en nuestra vida espiritual, para que a través de estas pruebas podamos comprender mejor hasta qué punto cuentas con cada una y con cada uno de nosotros.
Sí, Señor Dios, ayúdanos:
a ser hombres y mujeres de FE, que siempre anhelan creer en un mundo digno
a ser hombres y mujeres de ESPERANZA, capaces de imaginar una vida digna
a ser hombres y mujeres de AMOR, que toman decisiones y llevan a cabo acciones para que el mundo que construimos sea más hermoso, más justo, que sea el reflejo de tu amor, un reflejo de ti: un Dios bueno, paciente y misericordioso,
un DIOS DIGNO para todos, por los siglos de los siglos. Amén.
Padre Bernard ROBERT – Consiliario Internacional