1º de mayo de 1886: gran día de movilización en todas las fábricas de Chicago (Estados Unidos) para exigir la jornada laboral de 8 horas. Esta huelga sienta las bases en la lucha para cambiar las condiciones laborales y de vida de los trabajadores de todo el mundo, que, aún hoy continúa.
De hecho, los y las militantes de los movimientos del MMTC hoy se encuentran con muchos trabajadores y sus familias que experimentan condiciones de vida muy difíciles debido a la precariedad laboral y los bajos salarios. Algunos ni siquiera tienen lo mínimo para sobrevivir. En algunos países, como la República Dominicana, el sistema de seguridad social sólo sirve para enriquecer a los intermediarios conocidos como “Administradoras de Riesgos en Salud” - (ARS) y las Cajas de Pensiones (AFP), que no garantizan ninguna cobertura por enfermedad ni un ingreso justo en la jubilación o por desempleo. Los más pobres quedan excluidos del sistema.
La política económica, unida a la situación post pandemia, beneficia solo a un grupo, mientras la mayoría de la población solo alcanza a cubrir un mínimo de la cesta básica familiar. Según la ONU la economía en las diferentes regiones del planeta, no es nada favorable. Plantea que para América Latina y el Caribe, las perspectivas económicas son complicadas debido a condiciones internacionales externas que están normalizando la macroeconomía, y a una inflación elevada y persistente.
Las nuevas tecnologías provocan la supresión o devaluación de ciertos tipos de trabajo, arrojando a muchas personas a la economía informal sin ningún tipo de protección o seguridad.
Actualmente, las consecuencias de la pandemia de la COVID-19 persisten, y la guerra entre Rusia y Ucrania agrava aún más las condiciones de vida de los más pobres: escasez de artículos de primera necesidad y subida de precios. Cada vez más caravanas de migrantes en busca de una vida mejor se dirigen a otros países que los rechazan.
La globalización del llamado mercado “libre” promueve la destrucción del planeta con la explotación de los recursos naturales principalmente por parte de empresas mineras, como sucede en la República Dominicana, Guatemala, Chile, Brasil, entre otros. Este modelo se basa en la corrupción estatal y la impunidad. Así en nuestros países, después de la caída de un gobierno, a veces vemos a los que salen, llevados ante la justicia por corrupción. Pero lo robado nunca se devuelve. Este sistema de Estado cómplice e ineficaz engendra la pobreza y su procesión de criminalidad y violencia machista y comunitaria.
He venido para que tengan vida y vida en abundancia. Las palabras de Jesús muchas veces resuenan en el vacío. En el MMTC nos preguntamos, ¿Los que diseñaron este modelo económico tuvieron en cuenta a los trabajadores y sus familias?
Juan Pablo II llamó "capitalismo salvaje" a este modelo económico que daña la vida de las personas, porque fragmenta a la clase trabajadora, porque promueve la destrucción acelerada de los recursos naturales del planeta, porque crea desesperación, porque nos atrapa en el consumismo y anestesia nuestras capacidades de reacción.
El Papa Francisco expresa que «Una nueva economía, inspirada en Francisco de Asís, hoy puede y debe ser una economía amiga de la tierra, una economía de paz. Se trata de transformar una economía que mata en una economía de la vida, en todas sus dimensiones.
Es necesario una economía que crea oportunidades de empleo digno, que no exploten al trabajador mediante condiciones laborales degradantes y horarios extenuantes".
Un trabajo que no cuida, que destruye la creación, que pone en peligro la supervivencia de las generaciones futuras, no es respetuoso con la dignidad de los trabajadores y no puede considerarse decente.
El evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia nos emplaza a enfrentar esta realidad y a renovar nuestro compromiso cristiano: Denunciar las injusticias y anunciar mensajes de esperanza, la Buena Nueva.
Que el sacrificio de los obreros de 1886, nos toque, nos llame a organizarnos y luchar.
Como trabajadores cristianos organizados estamos unidos en un mismo objetivo: hacer un mundo más justo para todos, especialmente para los más pobres.
Juntos, debemos marchar y movilizarnos en todo el mundo por una seguridad social digna, para que todos tengan garantizado un ingreso básico, suficiente para cubrir las necesidades de su familia. Los sindicatos deben trabajar juntos, en solidaridad, como una sola familia, como un solo cuerpo.
La seguridad laboral, ingresos suficientes para la familia, mejoría de los servicios sanitarios y una seguridad social digna son objetivos inmediatos, pues son asuntos de vida.
Es un desafío integrar a más jóvenes en la lucha por los derechos sociales y laborales, propiciar y demandar un orden económico orientado al desarrollo integral que nos lleve a la eliminación de la pobreza.
Por una economía para el bien común, por una economía para la vida.
¡Vivan los hombres y las mujeres en el mundo del trabajo1
¡Por un 1º de mayo fuerte y solidario!
¡QUE VIVA EL MMTC MAS FUERTE, UNIDO Y SOLIDARIO!
MCT Republica Dominicana